Premis Rei Jaume I ’18

Senyores i senyors:

Moltes gràcies, Majestat, pel seu suport constant als Premis Jaume I i sempre a la Comunitat Valenciana

Ens sentim honorats amb la seua presència i molt especialment en esta edició, que commemora el 30 aniversari de la seua creació.

30 años de potenciar y dar a conocer el mejor talento de nuestro país. 

30 años de dedicación a promover la ciencia y la investigación. 

30 años de impulsar el principal motor de nuestro futuro.

Sin ciencia no hay nada, sin ciencia todo se para, sin ciencia reina la atonía. 

Es la ciencia la más explícita expresión de la voluntad inequívoca de la humanidad por avanzar.

Las sociedades modernas han sido conscientes de la relevancia que tiene el impulso del conocimiento y de las disciplinas científicas para cualquier país. 

Por eso, los países más avanzados del mundo son aquellos que tienen mejores investigadores, son quienes más invierten en ciencia, son quienes tienen más capacidad científica.

Y son también esos países, los países más cohesionados, donde la igualdad propicia un mayor sentido a la convivencia y el desarrollo sostenible.

Majestad:

30 años de los premios Jaume I. Han significado una larga etapa en la que la Casa Real ha alentado a la Fundación y a los Patrocinadores en todo momento.

Y también es justo reconocer, una vez más, el apasionado entusiasmo del profesor Grisolía, un faro para toda iniciativa científica que nos guía desde hace décadas.

Los éxitos de estos premios son en gran medida sus éxitos.

Gracias de nuevo, Santiago.

Señoras y Señores:

Hoy nos reunimos aquí, un año más, con la intención de celebrar la ciencia y a quienes la estudian, la trabajan y la trasladan a la sociedad.

La ciencia es el antídoto contra el pesimismo.

En la época de la primera edición de estos premios, España dedicaba a I+D el 0,7% del PIB.

Según los últimos datos disponibles, en la actualidad es del 1,2% del PIB. Ha aumentado un 65%. 

Sin embargo, tras un gran crecimiento en la década de los ochenta y principios de los noventa, en las décadas posteriores esa inversión se ha estancado y hoy es manifiestamente insuficiente.

Es urgente, es imprescindible, levantar la mirada –alejarse del cortoplacismo- y unir en un gran acuerdo a todos los agentes involucrados para que la I+D + i tenga suficiencia y estabilidad financiera.

Pero no debemos olvidar que no solo con más recursos presupuestarios se consiguen los objetivos. 

Hay que gestionarlos bien, de forma eficiente y eso hoy en día pasa por intensificar la corresponsabilidad entre el sector público y la iniciativa privada. 

Y las buenas noticias vienen de los investigadores.

La producción científica española se ha triplicado en estos 30 años. Ha pasado del 1,16% de cuota mundial a un 3,8%.

Y a ese resultado ha contribuido sin duda la comunidad científica valenciana, con una productividad superior a la media española. 

Esta semana hemos conocido que estudiantes de la UPV han obtenido el mejor resultado nunca conseguido por un equipo español en el iGEM 2018 del MIT de Boston. 

Hitos como este nos deben enorgullecer, y nos deben recordar que la inversión en formación, la inversión en ciencia y en innovación es el mejor símbolo de la sociedad avanzada a la que aspiramos.

El esfuerzo, la dedicación y la pasión de estos estudiantes, sí que nos representa.

En estas tres décadas han cambiado muchas cosas gracias a los avances científicos pero también querría destacar en este año tan especial para la igualdad, el papel fundamental de las mujeres científicas, demasiadas veces ocultadas.

El avance de la ciencia en el siglo XXI dependerá del avance de las mujeres científicas.

Carmen Alborch, en su discurso de agradecimiento cuando recibió la medalla de oro de la Universitat de València, dijo sobre las mujeres científicas: 

A muchas valiosas mujeres el reconocimiento no les llega individual o colectivamente hasta después de su muerte. 

Se trata de corregir los olvidos pasados, pero además que su ejemplo y su trabajo iluminen nuestras vidas. 

Les debemos nuestra gratitud por abrirnos caminos.

Señoras y señores:

Se cumplen 30 años de los Premiso Jaime I, y 40 de la Constitución. 

40 años de democracia, 40 años de libertad, 40 años de progreso.

Como en la ciencia que siempre busca superar los retos, la democracia también tiene que aumentar su calidad desde el diálogo, evitando el maniqueísmo y recuperando el contrato social. 

Y es que solo la reflexión crítica, el debate de ideas y el diálogo entre distintos, nos permitirán avanzar.

La política, más que nunca, debe aprender de la ciencia.

Decía Marie Curie que “el camino del progreso nunca es fácil, pero quedarse parados todavía es peor”.

Una lección bien vigente para afrontar nuestros desafíos.

Enhorabuena y gratitud a quienes hoy simbolizan el mejor rostro de nuestro País; María Vellet, Xavier Freixas, Dolores Corella, Íñigo Losada, Ramón Martínez-Máñez y Enrique Silla.

Acabo por donde empezó todo, una buena idea, unos apoyos imprescindibles, han hecho posible unos premios de vanguardia para la ciencia española. 

Profesor Santiago Grisolía: Siempre su compromiso nos recuerda que las políticas de ciencia y emprendimiento no admiten desfallecimientos.

Porque como bien afirmó el profesor Avelino Corma, Premio Jaume I y Premio Princesa de Asturias: “Un país sabio es el que invierte en aquello que lo hace más grande, más respetado y hace más felices a sus ciudadanos: educación, bienestar social, cultura, investigación y desarrollo tecnológico.”

Muchas gracias.