La frase. «Mientras haya cafés, la noción de Europa tendrá sentido». (George Steiner)
Lo recuerdo vivamente. Aquel hombre iba por las esquinas de mi infancia. En su boca, siempre una frase misteriosa: “París ha dit…”, “París ha dit…”. Era un republicano inolvidable que conectaba clandestinamente con la Radio Francesa. Era su forma de salvar el apagón de la dictadura; de perforar el muro gris de la censura. “París ha dit”, repetía aquel hombre en voz baja, y esa letanía destilaba un halo de esperanza. Para él, esa voz del transistor era Europa. Y Europa era la democracia, la libertad, la modernidad. Todo aquello que anhelábamos. Todo aquello, como decía Steiner, que lleva siglos soñándose en los cafés.
Pasado mañana es 9 de mayo, Día de Europa. Ha sido la legislatura de Europa, aunque de ello se hable poco. La vacuna europea, que nos protegió en el peor momento. La reindustrialización alentada por Bruselas, que nos ha permitido conseguir aquí la mayor inversión industrial de la historia de España –la gigafactoría de Volkswagen– y también atraer otras grandes inversiones de Siemens, Lufthansa, Deutsche Telekom o el Centro tecnológico digital de Munich. Antes, Europa nos multaba por malas praxis; por corrupción. Ahora, Europa invierte en nuestra tierra; por reputación. Cambio de paradigma.
Ha sido, también, la legislatura de los fondos europeos. Seguramente genere más ruido un boicot institucional revestido de insolencia protocolaria allá donde todo reverbera –el kilómetro cero mediático: el “Madrid ha dit…”–. Sin embargo, el futuro se cambia con gestión. La Comunitat Valenciana ya ha conseguido captar 3.620 millones de euros. Es una magnitud histórica. Somos la segunda comunidad que más fondos europeos ha ejecutado y estamos liderando en toda España las licitaciones ya resueltas. En una palabra: gestión.
Otra mirada. Me regaló un peluche. Era, quizá, lo más valioso que tenía: ese caballito morado, ligeramente desgastado por tantas caricias. La niña tenía seis años. Se llamaba Marisa. Era una niña ucraniana recién llegada a Alicante. Una refugiada de guerra en la Europa de hoy. Desde aquel día, 23 de junio de 2022, el peluche de Marisa sigue en mi mesa. Ese caballito es un recordatorio doble: de la barbarie a la que puede conducir el odio, la intolerancia y el sectarismo –nadie está a salvo de ese veneno, tampoco aquí–, y también un recuerdo de la más elemental humanidad: no ser indiferente a la suerte de los demás. Lo contrario al sálvese quien pueda. Pasado mañana izaremos la bandera de Ucrania delante del Palau de la Generalitat (donde otros descolgaron las banderas europeas porque Bruselas investigaba sus miserias). Ésa, la paz y la justicia en Ucrania, es hoy la gran causa común de los europeos: que todas las Marisas puedan regresar a casa.
#Moment. Òbric un volum a la Fira del Llibre de València. Conté imatges de la cuina dels Ports. De sobte, com aquella veu que parlava de París pels cantons de la infantesa –i a l’home li deien Paco–, m’apareix el berenar que tantes voltes em preparava la iaia –pa amb vi i sucre– i és com tornar a vore-la. Just després, els compre uns llibres als meus nets. Què recordaran ells?
Un entre tants. Amb una maleta buida. Així van marxar a Europa els pioners de l’exportació valenciana de taronges. Allò fou determinant per a impulsar l’economia valenciana en temps d’autarquia. Esta setmana hem celebrat el 50 aniversari del Comité de Gestió de Cítrics. El va posar en marxa Julio de Miguel. Amb ell com a president, el Valencia CF guanyà la Lliga del 71. No està de més convocar hui el seu nom. Unitat en el camp. El de taronges i el de Mestalla.
Ximo Puig, Levante-EMV / 7-5-2023